
Los videojuegos han tenido en ocasiones mala imagen, originada está en muchas ocasiones en opiniones vertidas por los medios de comunicación si bien con el tiempo la opinión general ha ido mejorando.
El videojuego ha fungido como un arma de dos filos en el público infantil: según un estudio, el niño desarrolla habilidades mentales y su capacidad de razonamiento es más activa en comparación a un niño de hace 20 años que no contaba con esta tecnología; otra consecuencia es la falta de socialización y algunos aspectos de su desarrollo motriz.
Son muchos los padres que sufren dolores de cabeza para poder atender las lesiones de sus hijos fanáticos del videojuego. Nadie puede descalificar la tecnología, pues brinda muchos beneficios en el trabajo y al mundo del entretenimiento, como el universo de los videojuegos, pero hay que tener cuidado, ya que su uso exagerado puede generar lesiones en tendones o afectaciones cerebrales.
Por otro lado no todo es malo a nivel psicológico, durante el juego se desencadenan reacciones emocionales intensas, muchas de las cuales pueden ser positivas porque lograrán que el jugador se sienta bien por haber triunfado y desarrollado la habilidad requerida para vencer al oponente virtual (según el grado de dificultad o el nivel de complejidad del videojuego). Debido a que algunos videojuegos reconocen estos logros, pueden ayudar a elevar la autoestima de los niños.
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